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Bricolaje

Repintar el exterior de tu casa

Ha llegado el verano y, con él, la mejor época para enfrentarnos a la reparación de los espacios externos de nuestro hogar. Las condiciones climáticas de esta estación la hacen idónea para que nos decidamos a pintar los exteriores que más han sufrido a lo largo del año con la luz solar, la humedad o los cambios climáticos. En esta tarea, elegiremos una pintura especial para estas superficies. La más utilizada es la autolavable, que se mantiene limpia gracias al agua de la lluvia y, además, repele la contaminación.

El brillo es la capacidad de reflejar la luz. Esta característica tan valorada también se relaciona con la resistencia a la suciedad: cuanto más brillo posea una pintura, menos posibilidades existen de que se manche. Según esta variable, hablamos de distintos productos: la pintura lustrosa es la más brillante y, también, la más resistente. Menos luminosidad presentan las semibrillantes, aunque son duraderas y fáciles de lavar. La satinada ofrece menor brillo, aunque su limpieza es también sencilla. Por último, la pintura mate no presenta iluminación, pero es la más indicada para cubrir imperfecciones.

Para elegir la variedad adecuada, tendremos en cuenta cuatro características básicas. En primer lugar, nos fijaremos en el pigmento que contiene, ya que éste afecta a la capacidad de cubrir y esconder imperfecciones. Si optamos por una pintura con tinte, consideraremos la conservación del color de la misma. Debe ser, además, resistente a la pulverización (formación de un polvo blanco sobre la superficie). Y, por último, es necesario que resista las ampollas, y con ello, evite la humedad.

Organízate la tarea
Como en cualquier otro trabajo de pintura, dispondremos de las herramientas necesarias: la cubeta, los rodillos, las brochas, los pinceles, alguna espátula y un par de guantes. Además, prepararemos una manguera, cepillos y una lija. También debemos proteger las zonas cercanas a la que vamos a trabajar, cubriremos las plantas, mesas, sillas y otro mobiliario que podamos tener en el jardín. No olvidaremos consultar el parte meteorológico, porque un día de mal tiempo puede interrumpir nuestro trabajo o, incluso, estropearlo. Tampoco conviene pintar bajo incidencia directa de los rayos del sol, por la mañana lo haremos sobre la zona oeste, y por la tarde en la cara este.

La superficie de trabajo debe estar limpia antes de aplicarle la primera mano de pintura. Por este motivo, fregaremos la zona con la manguera y un cepillo. Tendremos que eliminar todos los restos anteriores y otras irregularidades para conseguir un espacio liso. En el caso de que las paredes no estén muy dañadas, es posible lijarlas cuando la pintura que apliquemos haya secado. Si es necesario, repararemos los marcos de las ventanas y puertas antes de empezar con la fachada.

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